2Cr 33:1-19 (2R 21:1-18)
Introducción.
1.- Manasés fue hijo del gran rey Ezequías de quien Dios dijo: 2Cr 31:20
2.- Comenzó a reinar a los 12 años y lo hizo por 55 años.
3.- 14º rey de Judá. De los 20 que hubo en el reino del sur, M fue el peor.
4.- Su nombre significa “Que hace olvidar”.
La vida de Manasés nos mostrará las terribles e inevitables consecuencias del pecado en la vida de un hijo de Dios. Para ello, analizaremos las distintas etapas del proceso espiritual del rey.
I El pecado de Manasés. vv 2-9
Ø Manasés no sólo hizo lo malo ante los ojos de Jehová como muchos otros reyes, sino que, según v6 «se excedió» en sus pecados hasta encender la ira de Dios.
Manasés pecó en el plano espiritual: directamente contra Dios.
* Deshizo las reformas de su padre Ezequías.
* Estableciendo el politeísmo (v3)
* Patrocinó el espiritismo y el culto a los astros del cielo. Realizó hechicerías utilizando el poder recibido de los espíritus malignos. 2R 21:6 dice que «instituyó encantadores y adivinos».
Manasés pecó cometiendo crímenes contra inocentes. 2R 21:16
a) Mató a los profetas y todos aquellos que protestaron contra la idolatría.
b) Sacrificó a su propio hijo (algunas revisiones hablan en plural: «hijos»), pasándolo por fuego tal como lo hizo su abuelo Acaz (2R 16:3). Hecho vergonzoso que fue imitado por el pueblo. (2R 23:10)
Manasés pecó al hacer pecar a la nación. v9
Los extravió y llevó a cometer atrocidades peores que las de los pueblos paganos que habían sido destruidos por Dios a causa de sus pecados. 2R 21:9 dice que Manasés «los indujo a que hiciesen más mal»; el v11 dice , v16 agrega que...
Manasés tenía todas las posibilidades para ofrendar un gobierno agradable a Dios:
* El ejemplo de vida de su padre quien realizó una obra fenomenal;
* La experiencia en un mandato bueno ante Dios, pues M reinó junto a su padre por lo menos 10 años
* Recibió una nación saneada espiritualmente;
* Heredó un plan espiritual para su nación que sólo tenía que imitar.
Pero optó por seguir los pasos de su abuelo el rey Acaz, a quien superó en iniquidades.
Ø De la misma manera, los cristianos muchas veces optamos por el pecado, aun teniendo todo a nuestra disposición para llevar una vida santa. (1Co 10:13). Dios mismo quien está a nuestro favor en las luchas contra el pecado. Cuando éste nos vence es sencillamente porque no hemos usado las armas dadas por Dios.
Ø Es nuestro derecho y deber acudir a nuestro Señor y a los medios de santidad provistos por Él. No seamos como este rey insensato que teniendo más oportunidades que los otros reyes para ser lo que Dios quería, optó por desperdiciarlo todo, cual hijo pródigo.
II La advertencia de Dios a Manasés. v 10
v Dios envió a Sus profetas para advertir al rey, pero este no quiso escuchar. Dios anunció a la nación que el juicio y el cautiverio se avecinaban a causa de sus pecados. Judá fue testigo del juicio de Dios sobre Samaria, pero esto no llevó al pueblo al arrepentimiento. Dios prometió tratar a la casa de David como trató a la casa de Acab (v. 13).
v Las estrategias de la policía son para disminuir la delincuencia
v El interés de Dios no es el castigo, sino nuestra santidad; por ello, nuestras rebeliones siempre serán seguidas de una advertencia de Dios, y el castigo nunca vendrá sin un aviso previo.
Dios puede usar cualquier medio para que la advertencia llegue a nosotros: Sus señales de peligro son muy visibles ( Señales de Tránsito).
v Gá 6:7 dice que “Dios no puede ser burlado.” Si usted no aprovecha esta oportunidad para cambiar su rumbo, Dios le castigará, porque con Él no se juega.
III El castigo de Dios a Manasés. v 11
q (1R 21:14) Judá era el punto central de la historia redentora, formando lo que había quedado del pueblo elegido de Dios.
Dios castigó a M, entregándolo en manos de los asirios, éstos lo llevaron a Babilonia encadenado. Este rey quien orgullosamente abandonó la senda justa dejada por su padre y que decidió desechar a Dios mismo, lo vemos humillado al máximo, siendo arrastrado por esos mismos enemigos de Dios a quienes M se había unido en sus pecados.
q Así trabaja el enemigo a través del pecado: seduce, envuelve, se hace nuestro amigo, y cuando consigue que desobedezcamos a Dios, nos arrastra por el lodo de la vergüenza, humillándonos públicamente, de ser posible. «Porque la paga del pecado es muerte» (Ro 6:23).
q Así como el Señor mostró Su perfecta justicia al advertir sobre el castigo que se acercaba si no volvían sus rostros a Él, igualmente mostró Su justicia al castigarlos por desoír la voz divina. La historia se repite millones de veces de generación en generación, la humanidad no aprende, ni siquiera al conocer las desgracias que se han acarreado multitudes, pueblos enteros por pecar.
q Ya es hora de empezar a reconocer que ciertas dificultades son consecuencia de nuestras rebeliones. No culpe a los demás. Dios procurará por todos los medios que usted deje esa vida alejado de Él, si ello significa una dura disciplina, entonces así se hará, la cual terminará sólo cuando usted se arrepienta de sus pecados y decida volverse a Dios.
IV El arrepentimiento de Manasés. vv 12-13
ü En un momento de crisis y en gran aflicción (vv 11-12), este rey se arrepintió genuinamente y clamó a Dios y fue perdonado (vv 12-13). El perdón concedido a M después de su profundo arrepentimiento y humildad ilustra de manera conmovedora la verdad de que todos pueden encontrar gracia cada vez que sinceramente se humillen y clamen a Dios. No hay pecado que sea más grande que la misericordia divina.
ü Es inherente a la naturaleza humana el tomar el pecado a la ligera. La verdadera comprensión de nuestro pecado nos debe llevar a un arrepentimiento sincero, 2Co 7:10. Dios no toma el pecado a la ligera
ü No tenga miedo de acercarse a Dios, Él es el más interesado en que usted vuelva a la senda. He 4:15-16 . No le crea a Satanás (Jn 8:43-44). Arrepiéntase de sus pecados con todo su corazón y sepa que hay unos brazos amorosos que con un amor sin igual esperan para abrazarlo.
V La restauración de Manasés. vv 14-16
* M se arrepintió honesta y profundamente y, como consecuencia directa, Dios lo perdonó, lo libró y lo restauró a su trono. Una vez ahí inmediatamente empezó a reparar el daño que había hecho.
1.- Fortificó de nuevo a Jerusalén contra el enemigo;
2.- quitó los ídolos y los altares extraños, tratando de deshacer la idolatría
y restaurar el culto a Jehová; y
3.- procuró guiar a la nación a volver al Señor.
* Dios en su gracia perdonó al rey y le permitió regresar a su trono, porque nuestro Justo Señor obra a favor de los que con sinceridad se humillan y oran. Esto no significa que recuperaremos todo lo perdido, pero sí que seremos vueltos a nuestros lugares en el Cuerpo de Cristo.
* Todo cristiano cuyas obras y conciencia han sido lavadas con la sangre de Jesús, debe proceder inmediatamente a restaurar a quienes haya dañado.
Es el tiempo de pedir perdón, restaure su propia vida y la de los demás.
VI Las consecuencias del pecado de Manasés. 17, 21-24
* Desafortunadamente, pese al verdadero arrepentimiento de M y a su trabajo de restauración, el largo y malvado gobierno de M había llevado a muchos al pecado y a la ruina (2R 21:9-15) Su renovación no detuvo las continuas consecuencias de su anterior influencia para el mal (cf 2R 24:3-4).
1.- En la vida espiritual de la nación.
1.1 En la adoración a Dios. A pesar de que el pueblo volvió a adorar sólo a Dios, lo hacía en forma incorrecta (2Cr 33:17).
1.2 En el ministerio profético. M trató de deshacer la idolatría y restaurar el culto a Jehová. Pero ya era tarde. Había destruido el orden profético .
2.- En su descendencia.
2.1 En su hijo y sucesor. En el breve reinado de 2 años, Amón hizo volver a Judá a la idolatría de M.
2.2 En el gobierno de su nieto Josías. A pesar del liderazgo moral de Josías y de su avivamiento espiritual y de sus reformas, Judá había declinado tanto como nación que ya no era posible el cambio nacional profundo y duradero.
La caída de Judá fue el juicio de Dios sobre un pueblo obstinado e impenitente que imitó los terribles pecados de M.
* Una Madre lloraba desconsoladamente por televisión, pues su hermoso hijito de 2 años estaba muriendo a causa del SIDA. Pero su dolor era doble, ya que ella le había transmitido el virus con el que se contagió ella llevaba una libertina y muy descuidada vida sexual. Su amado hijo estaba muriendo por culpa de ella.
* El severo juicio de Dios sobre su pueblo del AT sirve de advertencia a los creyentes de hoy. Si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco perdonará a los que han sido injertados si se conforman al mundo y a un estilo de vida de pecado (Ro 11:18-25)
El pecado es el peor negocio de todos los tiempos, nadie gana practicándolo. ¿por qué seguir desperdiciando su vida viviendo una vida de derrota espiritual, sólo por probar lo prohibido? ¿Qué desea para sus hijos? Es hora que dé un giro a su vida, busque la santidad.
Conclusión.-
Hemos estudiado la vida de M: ... Es triste, pero Dios le dio a M el reinado más largo de cualquier rey hebreo, sin embargo, no logró casi nada. Es más, incluso su arrepentimiento no detuvo la mano del juicio de Dios; fue el pecado de M lo que impulsó a Dios a enviar a la nación al cautiverio (23.26–27).
El rey M tuvo todas las oportunidades de vivir en piedad y servir a Dios y a su pueblo con fidelidad. Su padre fue tal vez el rey más grande de Judá (excepto por David); el profeta Isaías ministraba en sus días; sin embargo M no buscó al Señor, sino hacia el final de su vida. Admiramos lo que hizo después de su conversión, pero no podemos dejar de sentir que hizo más daño en sus primeros años que lo que reparó en sus últimos años. Nótese que no lo sepultaron con los demás reyes, sino más bien en su jardín privado.
La conclusión final es que, aunque el perdón y la restauración son experiencias maravillosas, ni lo uno ni la otra nos librarán de la desdicha de ver el fruto de nuestros actos pecaminosos en nuestras vidas y en nuestro medio.