15/8/08

DESPUÉS DE LA TORMENTA... LA BENDICIÓN


Texto: 1P 5.6-11

Introducción: Pedro escribe a cristianos judíos esparcidos que están pasando por una intensa persecución por su fe de parte de Roma y los judíos. Pedro nos recuerda que Dios nos hizo renacer para una esperanza viva (1.3). Por lo tanto, no debemos sorprendernos cuando el sufrimiento llegue; hay que esperarlo, prepararse, y responder correctamente ante él.

EL SUFRIMIENTO EN CRISTO NOS BENEFICIA, cuando obedecemos a los siguientes mandatos divinos:

I HUMILLAOS Y CONFIAD vv 6-7

1.- Porque Dios es poderoso.
a) A su tiempo nos exaltará.
En el libro del profeta Daniel en el capítulo 9, vemos cómo una petición elevada a Dios por parte de este siervo se demoró en recibir respuesta, este varón buscó en ayuno y oración la respuesta, pero ésta tardaba porque en el camino hubo oposición para que Daniel recibiera la respuesta. Después de 21 días el emisario de Dios pudo llegar al Daniel, bendiciéndole con una maravillosa palabra Y en el capítulo siguiente vemos cómo estando este siervo en gran angustia, presentaban ayuno y oración, su dolor llegó a la presencia de Dios y Daniel fue alentado de parte del Señor.

2.- Porque Dios tiene cuidado de nosotros.

II SED SOBRIOS, VELAD Y RESISTID vv 8-9

Ilust: Pedro.
** Los escogidos de Gedeón debían estar alerta. Bebían sin dejar de vigilar .
** El boxeador cuando está en el ring peleando mantiene siempre una un puño cerca de su caara para protegerle y con la otra ataca. Sus pies están en tal posición para mantenerlo firme y evitar que caiga.

1.- Porque el diablo anda alrededor buscando a quien devorar.

2.- Porque nuestros hermanos en todo el mundo sufren las mismas cosas.

III ESPERAD Y ADORAD vv10-11

1.- Porque Dios nos perfecciona, afirma, fortalece y establece después de
padecer un poco de tiempo.

2.- Porque de Dios es la gloria y el dominio por la eternidad.

Los museos de guerra de cualquier país presentan uniformes militares viejos, banderas de batallas –todos descoloridos y desintegrados por el tiempo-. La gloria terrenal se marchita (como las flores) con los años. No así con los dones gloriosos de Dios, nunca se marchitan, sino que crecen gloriosamente.

CONCLUSIÓN: La perspectiva celestial es importantísima para luchar con los problemas. Si nuestra herencia en los cielos está segura eternamente, ¿Qué importa si sufrimos la pérdida de una pocas posesiones terrenales? Si nuestra fe es más preciosa que el oro, entonces el corazón de la adversidad puede servir sólo para refinarlo, no para arruinarlo.

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