1/2/10

EL PROFETA DE DIOS


Introducción:

La palabra «profeta» en castellano y la misma en griego «profetes» , describen a una persona que no habla por sí misma sino en nombre de otra. En el Antiguo Testamento los profetas fueron portavoces del Altísimo y su tarea era interpretar la voluntad de Dios al hombre.
Existen «el ministerio de profecía» y «el don de profecía». Las diferencias entre ambos son las siguientes: El primero, fue establecido por Cristo (Ef 4:11), como oficio es permanente, y está para edificar a los santos. El segundo, fue dado por el Espíritu Santo, es esporádico (se usa de acuerdo a la necesidad), y está para edificar, exhortar y consolar a todos. Sólo cuando hemos sido bautizados por el Espíritu santo estamos capacitados para ejercer dones.
En cierta manera, todos hacemos labor de profeta, puesto que al entregar palabra de Dios a las personas, estamos siendo voceros de Dios, estamos hablando en nombre de Dios.
Si usted siente, cree, tiene la certeza de un llamado al ministerio profético sepa que
LOS PROFETAS DE DIOS CUMPLEN CON CIERTOS REQUISITOS ESTABLECIDOS EN LAS ESCRITURAS.

FIRMES EN LA SANA DOCTRINA




Texto Base: 1Ti 4:1
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;


Introducción
Pablo había encargado a Timoteo que pastoreara la Iglesia de Éfeso mientras el apóstol misionaba, con mucha anticipación Pablo le había advertido sobre la llegada a las congregaciones de los falsos maestro, "lobos rapaces vestidos de ovejas", con el fin de dispersar a las ovejas a través de enseñanzas satánicas. La orden que recibió Timoteo fue la de permanecer firme en la sana doctrina que había recibido, escudriñar cada día las Escrituras, enseñar a los demás la doctrina pura y enfrentar con valentía y autoridad a esos falsos profetas. Hoy, usted y yo somos Timoteo, y esa orden es para nosotros. No podemos evitar que la apostasía surja, pero sí podemos evitar que llegue a nuestras propias vidas y congregaciones.

EL CRISTIANO DEBE PREPARARSE EN CONTRA DE LA APOSTASÍA. 
 
Para ello, responderemos a tres preguntas importantes: 

PREPARÁNDONOS PARA LA BATALLA

Texto: Ef 6:10-20


"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa.  Vestíos de toda la armadura de Dios,para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo,  porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.  Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes.
 Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia  y calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz.  Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
 Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos  y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,  por el cual soy embajador en cadenas, y con denuedo hable de él como debo hablar."

Introducción: De la misma manera en que el mundo vive diariamente guerras y se prepara para vencerlas; el cristiano se ve enfrentado a obligadas y constantes luchas en el área espiritual cuyas victorias dependen enteramente de él.

Por ello, DEBEMOS PREPARARNOS CADA DÍA PARA LA LUCHA ESPIRITUAL siguiendo las instrucciones mostradas a continuación:

NOMBRES DE UN AMIGO FIEL.


Texto: Dt 7.9-10
Conoce, pues, que Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta por mil generaciones,  pero que da su merecido, en su propia persona, al que le aborrece, destruyéndolo; a quien le odia, no se demora en darle en su propia persona el pago.
Introducción: Pareciera que los jinetes mencionados en el libro de Apocalipsis ya hubiesen sido enviados: la muerte, las enfermedades, las guerras, hambrunas, inundaciones, etc. son temas tan recurrentes en los noticiarios que poco a poco están dejando de sorprendernos. La gente está sufriendo en todas partes.
Pero ¿por qué la Iglesia está viviendo los mismos padecimientos que el resto del mundo? La Palabra nos enseña que todo nuestro dolor tiene que tener un propósito en Cristo. Lamentablemente, muchos de nuestros pesares son producto de nuestra ignorancia respecto a las promesas de Dios, puesto que no salimos de “...pan y agua...”
Dios en su amor y fidelidad ha provisto lo necesario para nuestro bienestar.

DIOS NOS MUESTRA SU FIDELIDAD Y PODER A TRAVÉS DE SUS NOMBRES.